Los Atomos y sus electrones

lunes, 29 de febrero de 2016

 ARQUÍMEDES Y LA CORONA DE HIERÓN 
Hierón II, rey de Siracusa en el siglo III a.C. y pariente de Arquímedes,
tenía suficiente confianza en él para plantearle problemas aparentemente
imposibles. Cierto orfebre le había fabricado una corona de oro.
El rey no estaba muy seguro de que el artesano hubiese obrado rectamente;
podría haberse guardado parte del oro que le habían entregado y haberlo
sustituido por la plata o cobre. Así que Hierón encargó a Arquímedes
averiguar si la corona era de oro puro.


Arquímedes no sabía qué hacer. El cobre y la plata eran más ligeros que
el oro. Si el orfebre hubiese añadido cualquiera de estos metales a la
corona, ocuparían un espacio mayor que el de un peso equivalente
de oro. Conociendo el espacio ocupado por la corona (es decir, su volumen )
podría contestar a Hierón, lo que no sabía era cómo averiguar el volumen
de la corona.

ARQUÍMEDES

 Arquímedes siguió dando vueltas al problema en los baños públicos.
De pronto se puso en pie como impulsado por un resorte: se había
dado cuenta de que su cuerpo desplazaba agua fuera de la bañera.
El volumen de agua desplazado tenía que ser igual al volumen de su 
cuerpo. Para averiguar el volumen de cualquier cosa bastaba con medir
el volumen de agua que desplazaba.



Arquímedes corrió a casa, 
gritando una y otra vez: "!Lo encontré, lo encontré!".
 Llenó de agua un recipiente, metió la corona y midió el
volumen de agua desplazada. Luego hizo lo propio con un peso 
igual de oro puro; el volumen desplazado era menor. El oro de 
la corona había sido mezclado con un metal más ligero, lo cual le
daba un volumen mayor. El rey ordenó ejecutar al orfebre.
(En "Momentos estelares de la ciencia" de Isaac Asimov).




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